Para los incas la quinoa era una planta sagrada, la llamaban "semilla madre" y la utilizaban con fines medicinales.
Aunque técnicamente sea una semilla, se considera un pseudocereal porque se utiliza de forma similar a éstos en cocina. Pertenece a la familia de las espinacas y de la remolacha y tiene unas características que la hacen sumamente especial, tanto que ha llegado a ser considerada por la ONU como un "súper alimento". Una de sus particularidades más importantes, y motivo por el que recibe este nombre, es que es el único alimento de origen vegetal que contiene todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas, y además es una excelente fuente de hidratos de carbono y de proteínas.
Con toda esta descripción entenderéis que sin duda, su fama es bien merecida ya que es un alimento ideal para una alimentación saludable, especialmente interesante para embarazadas, deportistas, diabéticos, personas con colesterol, con estreñimiento, con sobrepeso... que se consume igual que otros cereales como el maíz, el arroz y el trigo pero con la ventaja de que la quinoa es apta para celíacos.
Existen tres tipos de quinoa que se diferencian tanto por su aspecto como por sus propiedades. La quinoa blanca es la más conocida de las tres, de sabor suave comparable al de la nuez, es la que contiene menos carbohidratos y más proteínas de las tres. La quinoa roja es la que más hidratos de carbono aporta y su sabor es parecido al de la anterior, mientras que el de la quinoa negra es más profundo.
Con total seguridad continuaré probando las infinitas posibilidades culinarias que ofrece la quinoa pero de momento os dejo esta ensalada de Bruno Oteiza que tan magistralmente acompaña con este tiradito de lenguado.
¿Quién dice que la comida saludable es aburrida?
Espero que os guste.